Dicen que Dios, mas que hacer, observa...
Recuerdo una historia que me contaron de niño...
Recuerdo una historia que me contaron de niño...
Dios, a través de un sueño, le afirmo a un hombre que lo visitaría y podría hacerle las preguntas que quisiera .
A tal hora y a tal día charlarían juntos...
Dicen que el hombre espero ansioso el día y la hora acordada...
A pocos minutos del encuentro, fue testigo y protagonista de hechos desafortunados donde se lo requirió para amparar a unos desventurados que llamaban a su puerta.
El varón, ansioso y priorizando su encuentro, desistió de cualquier acción que requiera su tiempo.
Dios, jamás llego.
Dios, jamás llego.
Desanimado y triste, se encontró el hombre al finalizar el día.
Por segunda vez, en ensueño logro hablar con Dios,
¡Te espere y nunca llegaste!
Dios, le respondió -que se presento ante el, en cada una de esas circunstancias desafortunadas en que el tuvo la oportunidad de extender la mano, para ayudar(...)
Hay tantas historias, y mas precisamente alegorías como estas, que nos envuelven en un sentimiento de admiración y de asombro, que nos invade desde pequeños.
Todos poseemos un propósito, hay quienes fueron lideres de revoluciones, hitos que marcaron la historia de paises o al mismísimo mundo, hay quienes formaron familias y otros que solo supieron amar, pero hay uno que es inquebrantable (con el que venimos de la cuna) SER para los que vienen DETRAS y nutrirnos de la otredad como necesidad de existencia.
Te pregunto...
¿Quién no desearía ser tan sabio, bueno, piadoso como Dios? ¿Quién no quisiera ser valiente como Bolívar o San Martin? ¿Quién no quisiera trascender?
Son deseos, cualidades que nos cuestan poseer o ciertamente careceremos siempre.
Son deseos, cualidades que nos cuestan poseer o ciertamente careceremos siempre.
En cada historia que nos trasciende encontraremos mensajes cifrados, de humanos que desean algo mas de lo que algunas vez pudieron dar.